LUGARES TURÍSTICOS DE FLORENCIA
MICHELIN VIAJES valora de esta manera los lugares que vamos a visitar:
Esta gran iglesia de predicación (140 m por 40 m) está cubierta con una armadura pintada y presenta una sobria planta en forma de tau (un largo rectángulo dividido en tres naves prolongadas por el altar mayor, dotado de pequeñas capillas axiales, y con un crucero corto). Aunque comenzada en 1294 por Arnolfo di Cambio y consagrada en 1442, la fachada neogótica data de 1857 y el campanario actual de 1867. El púlpito de la nave (1476), que ilustra la vida de san Francisco, es de Maiano. La nave lateral derecha es la que posee mayor número de tumbas y obras de arte: se ven sucesivamente una Virgen amamantando (1478) de Rosselino, la tumba de Miguel Ángel (adornada con tres alegorías de la escultura, la pintura y la arquitectura, de Vasari, 1570), el cenotafio del Dante (enterrado en Rávena), la tumba del dramaturgo Alfieri de Canova (1810), la tumba de Maquiavelo, una Anunciación de Donatello (1430) de caliza realzada con oro y, por último, la tumba del humanista Leonardo Bruni. En el otro lado están la tumba de Galileo, la Pietà de Bronzino y la lápida sepulcral de Ghiberti. En el crucero derecho hay frescos de la vida de la Virgen, de Gaddi, en la capilla Baroncelli. Entre las capillas axiales, la situada a la derecha del altar está cubierta con frescos de Giotto consagrados a san Francisco. En el presbiterio está el fresco de la Leyenda de la Santa Cruz, de A. Gaddi. La capilla Bardi, en el crucero izquierdo, contiene la Crucifixión de madera de Donatello, muy realista, que Brunelleschi intentó superar en Santa María Novella. La sacristía (s. XIV) contiene una bella Resurrección de T. Gaddi.
La Signoria era la sede del gobierno de Florencia, constituido por los priores de las seis artes mayores a los que se incorporó en 1293 un gonfalonero, encargado de la justicia y del ejército. Éstos, elegidos por periodos de dos meses, vivían en una reclusión casi total durante su mandato. En esta plaza tenían lugar las ceremonias oficiales y en ella se reunían los florentinos. Aquí fueron colgados los Pazzi y sus asesinos a sueldo tras el fracaso de su conjura (1478), y aquí organizó Savonarola, en 1497, una "hoguera de las vanidades" en la que ardieron libros, máscaras de carnaval, pelucas e incluso instrumentos de música; dos años después el propio monje sería quemado en el mismo lugar. La plaza, que da acceso por el sur a la Galería de los Oficios, es un auténtico museo al aire libre: delante del Palacio, Judit y Holofernes (copia de una obra de Donatello conservada en el interior) se codean con el David (copia de la estatua de Miguel Ángel expuesta en la Academia), un grupo original de Bandinelli, Hércules y Caco y el "Biancone", fuente de mármol blanco que representa a Neptuno. En la esquina de la piazza degli Uffizi se halla la loggia della Signoria (finales del s. XIV), donde se entronizaba a los priores y de donde salían para asistir a las ceremonias oficiales públicas. Ésta alberga el Perseo de bronce de Benvenuto Cellini y dos grupos de Juan de Bolonia, Hércules derribando a Neso y El rapto de las Sabinas.
Dos pilares poligonales sostienen tres arcos bajos sobre los que se alzan talleres de dos o tres pisos, construidos verticalmente sobre el río y sustentados por ménsulas de madera (sporti). Aunque las tiendas están ocupadas ahora exclusivamente por joyeros que venden tanto objetos sin valor como piezas de lujo, en otros tiempos estaban reservadas a los carniceros y a los curtidores: unos arrojaban al río sus residuos y los otros extraían el agua necesaria para trabajar las pieles. Todas éstas actividades poco salubres y malolientes fueron prohibidas por el gran duque Ferdinando I en 1593, sustituyéndolas por comercios de joyería y orfebrería limpios y rentables (desde el punto de vista fiscal). En medio del puente hay un espacio sin tiendas desde el que se puede admirar la ciudad bajo la mirada de Benvenuto Cellini, cuyo busto de bronce del s. XIX se instaló en 1900 como homenaje a este gran maestro de la orfebrería, inspirador de los artesanos actuales.
Fue Cosme I quien en el s. XVI mandó construir los soportales del Mercado Nuevo, reconocible por sus elegantes arcadas renacentistas. Hoy acogen un mercado de recuerdos, bordados, encajes y artículos de cuero, piedra dura y madera estofada, especialidades de la artesanía florentina. Junto al edificio, en el lado orientado hacia el Arno, se levanta la fuente del Porcellino, así llamada por el jabalí de bronce que la orna, realizado por Pietro Tacca a principios del s. XVII.
A partir de una pequeña iglesia consagrada a la Virgen a mediados del s. XIII, los dominicos construyeron la suntuosa Santa María Novella (1279-1360). A petición de la rica familia Rucellai, León Alberti añadió la fachada de mármol entre 1458 y 1470, adaptándola al nuevo estilo renacentista, en particular en el tratamiento de los arcosolios del registro inferior de la nave y de las dos elegantes volutas que repiten el motivo omnipresente del (semi) círculo combinado con cuadrados, sobre todo en las del friso decorado con velas de barco, símbolo de los Rucellai. El amplio interior recuerda a las iglesias cistercienses: ancha nave central separada de las laterales por arcos sobre pilares bicolores en disminución para ampliar la perspectiva. Su sobriedad estructural contrasta con la riqueza decorativa, que la convierte en una de las iglesias-museo más ricas de Florencia: en el lado derecho, la capilla Strozzi decorada por Filippino Lippi; en el lado izquierdo, la magnífica Crucifixión de Brunelleschi en la capilla Gondi, y, en la capilla sobreelevada, los frescos y el políptico de los hermanos Orcagna. En la sacristía hay una Crucifixión de Giotto y un lavabo de Della Robbia; en el centro de la nave lateral izquierda, la célebre Trinidad de Masaccio de innovadora perspectiva. Y, claro está, el presbiterio con ciclos de frescos que Ghirlandaio consagró a la Vida de la Virgen (lado izquierdo) y a la de san Juan Bautista (lado derecho), donde el pintor combina los temas religiosos con la vida profana de la Florencia de su época.
El conjunto forma un campo santo urbano totalmente distinto del de Pisa; mientras que en este último el espacio permitió alinear los monumentos en perspectiva, aquí las limitaciones de la ciudad obligaron a agruparlos y no hay suficiente distancia en la plaza para apreciar el juego de formas y volúmenes. Por eso, la mejor forma de observar las cúpulas y el campanario es dirigirse a las calles que suben del Arno o bajan de San Marcos, del Hospital de los Inocentes, o a las que proceden del oeste desde Sainta Maria Novella. Al sur de la plaza, en la esquina con la calle Calzaiuoli, la loggia del Bigallo, donde se recogían los niños abandonados, abre sus dos arcos de medio punto del s. XIV y contiene un pequeño museo que alberga algunas pinturas y frescos de la época.
Santa María de la Flor posee una de las mayores naves de la cristiandad: 155 m de largo, 90 m de ancho en el crucero, 107 m de altura bajo la cúpula. El exterior, de mármoles blanco, verde y rosa, juega con las líneas verticales y horizontales para alegrar la aparente sencillez de la planta de cruz latina, inspirada en las basílicas primitivas: un largo cuerpo central cuya unidad sólo rompen los dos ábsides laterales pentagonales, y de original estilo gótico. El interior presenta tres naves de sólo cuatro tramos que conducen directamente al presbiterio octogonal, cuyo altar está dominado por una imponente crucifixión de madera de Benedetto da Maiano (s. XV). Los tres ábsides (que separan la antigua y la nueva sacristías, ambas adornadas en el tímpano con terracotas de Della Robia que representan la Ascensión y la Resurrección), que prolongan la nave más allá del presbiterio y se distribuyen a ambos lados de éste, albergan cinco capillas cada uno. El presbiterio ofrece una magnífica vista de la admirable cúpula de Brunelleschi (cubierta con un fresco de Vasari, El Juicio Final), obra maestra de ingenio constituida por un casquete de venticuatro nervaduras unidas mediante anillos de mampostería horizontales, y revestido por un casquete exterior autoportante cubierto de ladrillos rojos. La ascensión a la cúpula se realiza entre los dos casquetes y termina en la linterna (463 escalones), desde la que se divisa un maravilloso panorama
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Posee tres puertas de bronce que llaman la atención. La del sur, realizada por Pisano a partir de 1330, es de estilo gótico con paneles cuadrilobulados que representan las virtudes teologales y cardinales en los dos registros inferiores, y la vida de Juan el Bautista en los medallones superiores. La puerta norte es del joven Ghiberti (entre 1403 y 1424) y aunque repite los formatos de Pisano, da más importancia a los personajes. Los registros inferiores representan a los Doctores de la Iglesia y a los Evangelistas, mientras que la vida de Cristo se narra en los cinco registros superiores, que pueden leerse de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. La puerta este, que también es obra de Ghiberti, fue apodada por Miguel Ángel la Puerta del Paraíso; realizada entre 1425 y 1452, sustituye la compartimentación gótica por la división en grandes paneles que permiten el desarrollo de narraciones complejas. La multiplicación de los personajes obliga al escultor-orfebre a trabajar los relieves para resaltar los diversos planos de las escenas extraídas del Antiguo Testamento: la Creación, Caín y Abel, Historia de Noé, Jacob y Esaú, Moisés recibiendo las Tablas de la Ley, Salomón y la Reina de Saba... El interior destaca por su cúpula, un gran fresco de mosaico realizado sin duda en el s. XIII por artistas venecianos inspirados en el arte bizantino. Sobre un fondo dorado se ve un amplio Juicio Final a partir del cual irradian, del centro hacia el exterior, un Génesis, una Vida de José, una Vida de la Virgen y una Vida de san Juan Bautista.
A la muerte de Giotto, que emprendió su construcción en 1334, sólo se había realizado la base de medallones hexagonales de Della Robia y Pisano. Pisano asumió la obra y continuó el primer registro revistiéndolo con medallones en forma de rombo y después construyó el segundo registro, compuesto por dos pisos de cuatro angostas ventanas góticas en las que las del nivel superior son ciegas. Los tres últimos registros son de Talenti: el tercer y cuarto registros están formados por dos ajimeces góticos que estilizan el campanario antes del último orden, el más alto de todos, ocupado por un único vano rematado mediante un gablete.
La Plaza de la República (en italiano: Piazza della repubblica), situada en Florencia (Toscana, Italia), es una plaza en forma rectangular, que mide cerca de 75m por 100m.
La Plaza de la República, es uno de los sitios más importantes de Florencia situado en el sitio del gueto, abierto durante los trabajos de la rehabilitación urbanística de la ciudad durante el Renacimiento, durante el cual también fueron creados los bulevares circulares de la ciudad.
En su sitio se encontraban Mercato Vecchio, la Loggia del Pesce y el gueto de Florencia.
Entre las cafeterías alrededor de la plaza, el café de Giubbe Rosse es el lugar de encuentro para los escritores y los artistas célebres, particularmente los del Futurismo.
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