Llegada a Palma de Mallorca a las 08:00 horas
Estancia en la isla hasta las 14:00 horas.
Tiempo libre en la ciudad ya que hay poco tiempo para excursiones.
Cena en el barco y espectáculo nocturno. Navegación durante la noche.
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Palma de Mallorca, presidida por su catedral, ofrece dos caras: por un lado la faceta de ciudad moderna y costera plagada de hoteles a lo largo de 20 km, por otro un casco histórico a descubrir lejos de las playas y jalonado por los elegantes patios de las casas mallorquinas. Residencias y palacios relatan siglos de historia de una isla marcada por la dominación árabe, la reconquista catalana, el poderío aragonés y las correrías berberiscas.
Dominando el paseo marítimo, la catedral, construida con piedra caliza de Santanyí, cambia de color a lo largo del día, adoptando tonos ocres, dorados o rosas. Se alza sobre los terrenos que antes ocupaba la antigua mezquita. Comenzada a principios del siglo XIV, es una de las realizaciones más importantes del gótico final. Después de un terremoto, la fachada principal, al Oeste, se reconstruyó en el siglo XIX en estilo neogótico, pero conservó intacta la portada renacentista del siglo XVI. Al sur, la portada del Mirador, resguarda por un porche asomado al mar, muestra una delicada decoración gótica del siglo XV. A ambos lados, las estatuas de san Pedro y san Pablo testimonian del talento del escultor Sagrera, arquitecto de la Lonja. El interior sorprende por sus dimensiones y su claridad. Con una longitud de 121 m, 55 m de ancho y 44 m de alto bajo la bóveda central, la nave principal está separada de las colaterales por 14 esbeltos pilares octogonales. La sobriedad de la decoración acentúa la sensación de espacio. En la Capilla Real, con proporciones de iglesia, hay un baldaquino de hierro forjado de Gaudí (1912) y una sillería de coro de estilo renacentista. La capilla de la Trinidad, por su parte, alberga los sepulcros de los reyes de Mallorca Jaime II y Jaime III. En el Museo-Tesoro, la sala capitular gótica expone el retablo de santa Eulalia (1335), obra del Maestro de los Privilegios. En cuanto a la sala capitular barroca, de forma elíptica, conserva varios relicarios -como el de la Veracruz, decorado con piedras preciosas- y dos inmensos candelabros de plata embutida del s. XVIII.
El Museu d'Art Espanyol Contemporani (Colección March) está instalado en una mansión de estilo local (s. XVIII) que fue sede de la Banca March. Exhibe una colección permanente compuesta por 70 magníficas obras de 52 artistas españoles contemporáneos. El recorrido por sus salas ofrece una interesante aproximación al arte español del s. XX, desde las vanguardias históricas (Picasso, Miró, Dalí y J. González) hasta las figuras consagradas de las últimas generaciones.
La Llotja es una Bolsa de mercaderes edificada en el s. XV según planos del arquitecto mallorquín Guillermo Sagrera. De aspecto fortificado, presenta una galería calada que simula almenas, mientras que los merlones y las torrecillas son más decorativas que defensivas. La severidad de los muros se ve atenuada por ventanas góticas de fino calado. La sala, de gran elegancia, presenta bóvedas con nervios que arrancan de seis bellas columnas salomónicas.
El castillo de Bellver (s. XIV) ofrece una vista única de la bahía. Primero fue residencia de verano de los reyes de Mallorca y más tarde prisión. El escritor Jovellanos permaneció encarcelado aquí de 1801 a 1808. La torre del homenaje domina el recinto circular y los edificios que lo componen. Las arquerías de la planta baja albergan estatuas romanas donadas por el cardenal Despuig. Las colecciones italianas de este prelado se exponen en el Museo de Historia junto a piezas arqueológicas de la antigua Pollentia.
El Pueblo Español está constituido por reproducciones de los conjuntos arquitectónicos españoles más característicos. Diferente del de Barcelona, en éste se reproducen escrupulosamente sobre todo monumentos: el Patio de los Arrayanes (Granada), la Casa de El Greco (Toledo), la Plaza Mayor de Salamanca... Artesanos en sus talleres y espectáculos folclóricos animan las calles. Frente al pueblo, el monumental Palacio de Congresos es una imitación de los principales edificios romanos de España.
La iglesia de Santa Eulalia se edificó en los ss. XIII y XIV. En el interior destaca la elevación de la nave central, que muestra un estilo gótico muy sobrio. La primera capilla de la derecha contiene un bello retablo del siglo XV
La casa Berga es una antigua residencia señorial construida en 1712. En la actualidad es sede del Palacio de Justicia.
La iglesia de Sant Francesc, construida en los ss. XIII y XIV, se decoró a finales del s. XVII con un rosetón plateresco y una portada barroca cuyo tímpano fue realizado por Francisco Herrera
La antigua fortaleza de los walíes arabes, la Almudaina, fue reconstruida en los siglos XIV y XV por los reyes de Mallorca. Actualmente es una de las residencias del Rey de España.
En el corazón de la aristocrática calle del Sol, la Casa Marqués del Palmer, construida en 1556, presenta una imponente fachada de sillería ennegrecida por los años.
Los baños árabes son el único edificio sin restaurar que recuerda la presencia musulmana en Palma, la antigua Madina Mayurga. Los judíos y los cristianos los utilizaron después de la Reconquista
El Museo Diocesano alberga sobre todo obras góticas. Una de las más interesantes es el magnífico San Jorge (1568) de Pere Nisart, introductor del estilo flamenco en Mallorca; al fondo se ve la ciudad de Palma en el s. XVI.
El Palacio Solleric es una rica residencia mallorquina del s. XVIII. Su fachada decorada con una elegante galería da al Passeig des Born . Rodeando el edificio por un estrecho paso bajo arco, se descubre uno de los patios más armoniosos de Palma.
Edificado a comienzos del siglo XVII y decorado con una gran galería renacentista, el antiguo Consulado del Mar fue sede del Tribunal de Comercio Marítimo. Actualmente alberga la Presidencia de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares.
La fundación Pilar y Joan Miró nació del deseo de la pareja de dotar a Palma de un centro cultural y artístico vivo. A la sombra de Son Abrines, residencia de Miró desde 1956, el espacio estrella proyectado por el arquitecto Rafael Moneo acoge por rotación las obras donadas por el artista. La visita también permite descubrir el universo de uno de los creadores más originales del arte contemporáneo, en particular el gran taller que le diseñó su gran amigo Josep Lluis Sert.
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